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miércoles, 25 de abril de 2007

Mi Simiente


En mi ardor silente
tantas veces contenido,
en mis certezas sencillas
como hogaza,
en mi risa alguna vez interrumpida,
en mis lejanos recuerdos de niño,
nace una simiente.

Ella nace en las resurrecciones
de mi carne sumergida en las palabras
que va buscando urgente
otras regiones de verano,
pues aún siente
en sus músculos la batalla
de la existencia con renovadas emociones.

Es mi gloria
entre cansadas consignas de cielos prometidos
y en mis manos que no saben dónde estar
cuando alguien me nombra después de alguna ausencia,
en la lograda paz
de mis odios vencidos,
en mis acciones transgresoras.

Nace sencillamente
como el arrebol
que ha pintado mi andén vespertino
donde comparto mis sueños
y mi amor perdido.
¿Será humilde hierba o acaso sea un árbol?
Sólo sé que seré mejor con mi nueva simiente.

domingo, 22 de abril de 2007

Tarde Ciudadana



Calle acerada,
acuarela antigua
y borrosa,
pinceles de hierro
de nubes cenicientas.

Oro oscuro,
azul perdido.
Viento,
cansado bostezo,
¿qué pintas?

Calle gastada,
acuarela rendida
y turbia
¿dónde dejaste
mi iglesia?

sábado, 7 de abril de 2007

Emoción y discernimiento

El discernimiento no es un acto racional, como tampoco lo es la reflexión.
Es un ubicarse, un dónde estoy, preguntarse qué estoy haciendo, qué es lo que pretendo. Es decir, qué hago con mi vida.
Discernir es hacer la suma y resta de todos nuestros deseos, esperanzas y sueños. Por lo tanto es un acto emocional.
Es vivir de acuerdo con lo que yo creo y pienso, o sea atender a mis propias consecuencias, de tal manera que cuando digo sí a mis proyectos el mundo es mejor, lo hago más feliz. Y cuando me niego a ser consecuente el mundo se oscurece un poco. En resumen, la sociedad estará mejor si decido vivir de acuerdo con una conducta ética.

Etica es la responsabilidad de lo que hago.
Moral es el cumplimiento de las normas.

Doy un ejemplo como creyente: Yo no evangelizo cuando explico o pretendo explicar el evangelio, pues no puedo repetir o copiar lo que pasó o se dijo en un momento de la historia, ya sea real o creado por personas.
Evangelizar es diseñar una realidad o imaginar un mundo de acuerdo con lo que yo pienso y valoro lo que a su vez fue diseñado por Jesucristo.
Soy el resultado -bueno o malo- de miles y miles de creyentes que tuvieron no tanto un conocimiento de algo o de alguien sino una experiencia vital que les dio la posibilidad de mirarse
a sí mismos y a los demás de una manera muy diferente tomando otro camino.
Definitivamente, evangelizar es tener el valor y libertad suficientes para diseñar mis propios sueños -y la capacidad para compartirlos con otros y otras- de acuerdo a lo yo creo que son los sueños de Jesucristo que los vivió plenamente hasta dar su vida por ellos.

martes, 3 de abril de 2007

NUESTRO ANGEL

Fue un día. Un día de nuestro tiempo con años de cuatro estaciones, de niños jugando en las plazas y de adultos pretendiendo resolver los problemas. Un día de Mayo, hace más de catorce años según el calendario, Dios titubeó en el manejo de sus planes, en su energía creadora, pues miró a nuestro hogar y vio que algo faltaba a esta familia para que estuviese realmente completa: Un ángel o un perrito. "¿Un ángel o un perrito?" se preguntó Dios dudando (con duda divina, por supuesto).
Dios sabía que al recibir a nuestro hijo varoncito, después de las dos niñas, la familia estaba completa para nosotros, de lo cual le guardábamos un profundo agradecimiento. Pero El sabe lo que nos falta y lo que nos sobra.
Definitivamente Dios nos envió un perrito pequeño, de pelaje de nubes y miel fresca. Claro que al tocarlo y olerlo tenía ese típico aroma que tienen los ángeles, bueno, es lo que decían mis hijos aún pequeños. Ciertamente daban ganas de retenerlo en los brazos más allá de sus deseos de volar, digo correr.
En realidad fue siempre nuestro ángel.
Cuando ocurría una discusión en familia -ya sabes, por el dinero que no alcanza o por la limpieza, etc.- él aparecía justo al medio de todos y con su mirada preguntaba cuál es el problema. Y llegábamos a darnos cuenta de que en realidad no valía la pena seguir discutiendo.
O cuando cada dos o tres meses yo llegaba con la terrible jaqueca, nuestro perrito ángel ya no festejaba mi llegada con sus ladridos si no que discretamente se echaba al lado de mi cama, pues sabía que en esas ocasiones buscaba alivio y refugio en mi habitación oscurecida y silenciosa.
Lo bautizamos con el nombre de SIROCO, que significa viento.
Perdona estas lágrimas que caen a la tierra húmeda del patio de nuestra casa.
Viviste como un ángel; moriste como un perrito.
Gracias Siroco. No te olvidaremos.