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miércoles, 12 de diciembre de 2007

Tengo primaveras enterradas

Tengo primaveras enterradas,
batallas ganadas o perdidas,
diamantes gastados,
estrellas extinguidas en noches lejanas.
Por el suelo, esparcidos,
han quedado viejos blasones, banderas desteñidas,
armaduras de cruzados.

Es cierto que he perdido mi estancia de tardes tranquilas
y las campanas bruñidas
anunciando bodas y despedidas.
Pero hoy tengo inviernos de fuertes raíces
nutridas de otras geografías,
asediándome impetuosos insectos polinizadores.

Me gusta recorrer mi caverna profunda
de rumbos indefinidos,
de fermentos que danzan la frescura del misterio.
Y cuando me acerco
al fondo de mi madriguera,
yo te miro con mis manos
y con el corazón te escucho
pues descubro otros dioses
donde la dicha reside.