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jueves, 22 de febrero de 2007

MI PLAN B.

He descubierto que la vida nos da casi siempre una segunda oportunidad, por lo que aquí comienzo mi plan B.

No pasó por mi mente cuando niño o joven que hubiese un Plan A y, por lo tanto, un Plan B de salida o cambio del primero. Para mí la vida era una sola -y lo es también ahora-. Una línea ininterrumpida unía sucesos alegres, fracasos, aciertos y despropósitos. Creí como muchos haber nacido con un sello especial pero fui absorbido por los colores de un gran conglomerado o estructura social o la iglesia que me decía que mi finalidad era cumplir una serie de deberes ético-sociales. De joven me sentía orgulloso de conocer centenas de mandamientos morales, rituales, y los cumplía con severa devoción. Todo estaba escrito.
Pasaron los años y no me costó poco llegar a saber y experimentar que hombres y mujeres nacemos fundamentalmente para ser felices. Mi corazón constató que no me habían educado
para ser feliz o para buscar la felicidad ni menos para hacer felices a otros sino para obedecer, ceder, aguantar. Antes se me habló de la felicidad como una abstracción en la que otros declaraban que ésto o aquello era la felicidad.
Hoy la percibo simplemente como un estado de confianza, agrado, alegría profundos que me dan
una forma de vivir y de soñar con otros y otras, apreciando su entorno y un mundo en donde descubro un orden engalanado para iniciativas que lo hacen mejor.
Debo hacer una confesión: Mi vida comenzó a ordenarse cuando fui conociendo a Lucía que ahora es mi esposa. En esa época realizaba un esmerada labor social, sindical y me unía a grupos
políticos. Formé talleres literarios, corriendo algunos riesgos durante la dictadura. Mis días y
noches estaban a veces llenos de actividades. Pero me sentía insípido, solitario entre tanta gente
y desconocía para dónde iba con tanto esfuerzo. Me daba la impresión que iba dando saltos locos
por aquí y por allá... ¡Ahora lo sé! Antes yo era como un sapo y Lucía me convirtió en príncipe (el primero, el principal).
Reconozco que mi Plan B fueron esos años de matrimonio, con embarazos, bebés, niños pequeños, pequeños asuntos, grandes proyectos. 
Tengo que hacer una rectificación: Hoy comienzo el Plan B1.


CONCIENCIA

Abandone mis harapos un día
y desnudos pasee alegre
por mi paraíso
sin dioses ni sacerdotes,
sin maldiciones
ni metales de guerra.

Mi paraíso es una selva primitiva,
es mi patria profunda
antes apenas presentida.
No tiene arquitectura diseñada
sino los dedos naturales del tiempo.
Es mi secreto no compartido.

Tiene una frontera oscura
mi paraíso
y cuando la cruzo
me encuentro
con pobres y ricos,
sencillos y dignatarios.
Entonces
con disfraz de caballero
recorro las calles de cemento,
saludo a mis vecinos,
respeto a los semáforos
y pago mis cuentas pendientes.

Nadie conoce
mi patria
en donde nunca soy fugitivo
cuando recorro su hondo sendero
y antiguo río,
cuando asciendo a mi montaña
y converso conmigo mismo.

SOY



Soy sobrio, leal, estatura de rodrigón.
Taladro de rencores antiguos.
Guitarra que espera arrinconada.
Tálamo desierto de ternura.
Usuario de rutas no frecuentadas.
Oidor de secretos oscuros.
Compañero de almas heridas.
Defensor de este planeta agredido.

Soy el hombre, en fin, que espera
que abras la puerta de tu casa
para darte lo mejor que he conseguido.

miércoles, 21 de febrero de 2007

LOS MUROS DE TU CASA


Caminando de sur a norte
perdí mi eucologio
en la plaza de algún pueblo.

Vagando
desde muelles oscuros
hasta villorrios alegres
donde la gente
comparte
sueños y amaneceres,
fui olvidando
el antiguo temor a Dios
y a mis setenta demonios.

Hoy solo temo
a los muros de tu casa,
a tu pequeño imperio
de rosas y geranios
y a tu perro
guardián de tu ternura.

OCTUBRE 29


¿Serás volcán temido o ave peregrina?
¿Serás ciudadano obediente a los antiguos decretos
o héroe incorrupto en fronteras hostiles?
Tu designio no está en las estrellas
sino lo escribirán tus manos.

Pero en este breve hoy
tu carita de luna intocada
y tus demandas saludables
-nieto de cuatro estaciones-
van colmando nuestra alforja
con renovadas fortalezas que reverdecen
la marcha de la vida
y añaden una ración mas de aceite
a nuestras lámparas.


Cuando
junto a las hojas del tiempo
hayas conquistado espacios, emociones
y la justa cuota de razonamiento,
y conocida la diferencia
entre lo diáfano y oscuro,
y aprendido el lenguaje de la gente
te hagas pariente de los que sufren,
entonces
podrás continuar la tarea
siempre inacabada de hacer mas justa
la porción de pan, de calor
y de alegría
para cada habitante de esta tierra.

Mi rosa roja


Reclamaste por mi rosa roja
pues te hirieron sus espinas.

Caminaste mi sendero

y tus plantas quedaron heridas.

Te ofrecí mi amor entero

y sólo aceptaste una medida.

Cuando volví trayendo leña

mi rosa ya estaba marchita.