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lunes, 9 de junio de 2008

EN ESTA NOCHE FRIA

En esta noche fría y larga quiero encontrar una palabra pura,
sin espadas ni escudos.
He vagado buscando un carbón o diamante
en este sórdido calendario que no coincide
con mis días de sangre y ojos
ni con mis hilos de nieve por mi barba.

Más abajo, entre las cuchillas nocturnas,
barrunto una luz pequeña, cuando ya mis ropas huelen
a cazador empedernido,
convirtiendo la brisa visperal en estallido de paz mis venas:
Escarbando mis honduras aparecen emociones
amores soterrados, pasos perdidos.
Comienzo a descifrar códigos antes subestimados,
preceptos sin infierno para temerle
ni cielo para rendirme.
Entonces me pregunto:
¿Con qué instrumento he medido hasta hoy mis logros
y mis heridas?
¿Para qué me resté pasiones, parpadeos de estrellas,
sueños, riesgos, cuerpos y perfumes?.

Recuperada mi fe en la vida no me pongo de rodillas
ni quemo incienso en los altares.
Creo en el calor de mis manos cuando acarician la tierra
y los cuerpos con aromas de trigales y de viñas.
Mi corazón insuficiente de alfabetos apenas balbusea,
mis párpados renovados ven asombrados
el polen, los espermios y la terrenal tarea
en el día de hoy de la mujer y del hombre
cargado de esperanzas.