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miércoles, 5 de agosto de 2009

TREINTA Y TANTOS

Caminamos juntos bebiendo la misma brisa,
escribiendo en el secreto cuaderno de nuestra historia,
levantando las manos contra la injusticia,
renaciendo cada vez que el útero de la existencia
nos concede nuevas auroras.


Hemos caminado mucho y estamos cansados
a veces de caminar juntos
Así regañas que la casa está triste y demacrada
siendo mi guarida favorita;
mientras buscas conchitas en la orilla
procuro encontrar nuevos puertos y otras estibas.
En fin, yo afirmando mi credo libertario,
sin cielos ni evernos, y tú lamentándolo.


A pesar de esta alquimia de azufre y belladona,
estamos libando la misma flor en la zarza
que marca el rumbo norte para siempre,
y ya no puedo levantar mi antorcha
si tú, mujer, no me sostienes el brazo.