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domingo, 7 de marzo de 2010

ASI TE PREFIERO

Mi provisión de leña es suficiente
pasado el mediodía.
El árbol de mi patio
sigue madurando y descansando en las estaciones
mientras guardo en mi ánfora
el vino de la fiesta.

Es que aún vivo
para decirte que te prefiero como eres,
sencilla y obstinada como geranio,
orgullosa como rosa del valle.
Te prefiero sedienta de vida profunda,
desenterrando esperanzas
y, de rodillas, poniendo brotes de futuro
sobre la tierra gastada.
Te prefiero distante deseándote
o cercana como la noche.

No te quiero perfecta
ni bebiendo te verde tres veces al día;
No me importa el tamaño de tus pechos
ni si tus glúteos son de mieses lejanas
o de lisas maderas sureñas,
o si tus manos están callosas
de tanto darle a la vida.













Te quiero porque me aceptas
con este delirio que no aquieto,
con la cicatriz de un amor que se mantiene
en lontananza,
con mis quehaceres y fracasos,
con mis sueños de sombras y estrellas.

Te quiero, en fin, porque no pides más
de lo que mi alforja contiene.