A la hora en que las flores cargada de rocío
saludan a la aurora
arrastro mi vientre sobre la tierra de sal
y de aguas cristalinas,
de ciudades apretadas y montañas descubiertas.
Hace mucho tiempo los emperadores
quemaron los libros sagrados de la tierra
y los bosques para construir sus palacios.
Sus soldados mataron a los sacerdotes
que anunciaban el paso de las estaciones,
el caudal de los ríos
y la palabra de sus dioses.
Desde entonces la tierra no fue sagrada
sino sólo los emperadores y reyes
hijos de martillo de dioses
voraces del esfuerzo
del humano hormiguero.
La tierra busca la universal esperma
millones de veces diferentes
para prolongar su vida y la nuestra
pues aún es joven y dulce
que nos preparó un hogar con lento esmero
y lo hemos desbaratado.
Guardaba un ramillete de flores
para sus amados humanos
pero los amados lo arrancan de la selva,
la deshonran quemando sus nardos,
y sus miedos han llegado al espasmo
recorriendo todo su rostro azul y verde.
Le he ofrecido mis quehaceres,
ella acogernos un día hasta convertirnos
en raíces del trigo de miles de caderas danzando.
Y la tierra volverá a ser sagrada.
"SIEMPRE HE PENSADO QUE EL POETA NO ES SOLO EL QUE HABLA SINO TAMBIEN EL QUE OYE", Octavio Paz
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jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 13 de abril de 2011
FLORES SECAS
Han quedado grabadas
en las oscuras paredes de mis cavernas
breves historias de batallas,
de guarniciones abandonadas,
agotantes de ideales,
banderas descoloridas
en indiferentes veranos.
¿Y los sueños de entonces?
¡Ah, los sueños
quedaron atrapados
en la vieja agenda de soldado
como flores secas olvidadas!
Cuando la tinta sobre el papel de los recuerdos
con su borrosa e inestable letra
va desapareciendo poco a poco,
puedo aguantar las duras
puertas del invierno
o salir al sol que se anuncia
pues sigo siendo guerrero insumiso.
Mientras sigo itinerando,
la copa del otoño
se mece con vientos nuevos
y se asoman estrellas
de otras constelaciones.
en las oscuras paredes de mis cavernas
breves historias de batallas,
de guarniciones abandonadas,
agotantes de ideales,
banderas descoloridas
en indiferentes veranos.
¿Y los sueños de entonces?
¡Ah, los sueños
quedaron atrapados
en la vieja agenda de soldado
como flores secas olvidadas!
Cuando la tinta sobre el papel de los recuerdos
con su borrosa e inestable letra
va desapareciendo poco a poco,
puedo aguantar las duras
puertas del invierno
o salir al sol que se anuncia
pues sigo siendo guerrero insumiso.
Mientras sigo itinerando,
la copa del otoño
se mece con vientos nuevos
y se asoman estrellas
de otras constelaciones.
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