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viernes, 3 de octubre de 2014

BIODANZA

Va pasando la noche de siglos 
de racionalismos patriarcales
que pretendieron empalidecer el sol
levantando muros
y banderas de rivalidades infinitas
y moralidades opresoras.

La nueva aurora
nos guía por antiguas avenidas
conduciendo nuestros cuerpos y corazones
haciéndonos fraternos destinatarios
de la biodanza.
Descalzos nuestros pies
sentimos el profundo latido de la tierra viva
que sueña volver a vestirse
con el encanto original
tanto tiempo mancillado
por la avaricia y el orgullo 
de los humanos.  








Hoy en un círculo sagrado, 
desnudos de fatuidades y soberbia,
evocamos en nuestros sueños
y en el fondo de la historia
la sabiduría del ancestral lenguaje 
del cuerpo y la conciencia
en el rito de la música y la caricia.

Autor: Vicente Corrotea A.

Fotografía de la Colección de Google

sábado, 27 de septiembre de 2014

TUS PIES

Mientras por mis venas circula el sol bermejo
y simientes solitarias se estremecen
en mis páramos
veo tus pies desnudos,
despertando presencias dormidas
si tus pasos se acercan a mi ventana rota, 
estremeciendo mis rincones 
de sombras quietas.











Pero no canto sólo a tus pies
también a tu cintura de cántaro 
y de canciones lejanas, 
que asedian mis sueños
tras tu cerco de zarzamora
que con mi fuego iré quemando
hasta descubrir tu huerto consentido
con bríos de primavera
afanados por el viento.


Autor: Vicente Corrotea A.

Fotografía seleccionada de Google.

domingo, 25 de mayo de 2014

DÓNDE LAS PALABRAS

Quisiera rehuir este tiempo retorcido
como sendero estrecho
que sube, baja y sube
por los montes
entre piedras y cardos,
sin luna por las noches,
sin nubes por el día,
sin que pueda rescatar 
mi sosiego, 
mi sonrisa
y el empleo de las palabras.

Autor: Vicente Corrotea

Fotografía de la colección de Google.

domingo, 6 de abril de 2014

LLEGASTE

Imaginaba cómo sería:
consentida, adusta, alegre, cumplidora, 
aunque no me importaba su creación.
De algo estaba seguro: La amaría
toda mi vida.
Incendios, sequías, escasez, deterioros,
viajes largos, sortilegios adversos...
y seguiría amándola.

Cuando las espigas estaban maduras
ella llegó
y lentamente mi corazón la fue reconociendo
en palabras y silencios,
alejada de máscaras y extremos,
sus pasos eran verdes, empapados de albas.
No evitamos las batallas que da la vida
y aprendimos a fabricar espadas.
(O tal vez eran rosas).
Espalda contra espalda las blandimos
defendiéndonos de la algarabía vulgar,
de las certidumbres ajenas,
de las luces de los nuevos mercados.
Fuimos construyendo
nuestra patria familiar. Juntamos
piedras, ladrillos y argamasa,
e hicimos fuego
y fue de calor la casa
y soberanos los proyectos
con tres destinos encomendados.

Pero sobrevino un tiempo
en que juntos no cantábamos 
las mismas canciones,
y la áspera rutina empañaba las celebraciones
y los ritos no eran reemplazados.
La complacencia se confundió
con los deberes.


Al cabo de un período, el tiempo sabio
nos devolvió las miradas
y un poco de inocencia, 
nos regaló el fervor, 
las travesuras y las sonrisas.
Habíamos tenido nuestro propio invierno.
Se veían brotes nuevos
y salimos a las plazas, al teatro,
comentamos libros.
Volvieron los amigos.

Nuestra casa, pintada de blanco y de sol,
guarda los lirios y jacintos que se asoman.
Así espero las mañanas, las tardes y las noches.
Son los placeres de cada día
en una hiedra de abrazos.

Vicente Corrotea A.


viernes, 7 de febrero de 2014

EL CAMINO DEL POETA

El camino del poeta
no es siempre frecuentado
ni tiene música de estrellas
sino el ritmo de sus pasos.
No ama el agua quieta
sino aquella de las montañas
que canta entre piedras y hierbas,
entre su vientre y el alma.













El poeta es alguien con hambre
y con hambre nos deja.

Vicente Corrotea A

Fotografía de la colección de Google