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domingo, 6 de abril de 2014

LLEGASTE

Imaginaba cómo sería:
consentida, adusta, alegre, cumplidora, 
aunque no me importaba su creación.
De algo estaba seguro: La amaría
toda mi vida.
Incendios, sequías, escasez, deterioros,
viajes largos, sortilegios adversos...
y seguiría amándola.

Cuando las espigas estaban maduras
ella llegó
y lentamente mi corazón la fue reconociendo
en palabras y silencios,
alejada de máscaras y extremos,
sus pasos eran verdes, empapados de albas.
No evitamos las batallas que da la vida
y aprendimos a fabricar espadas.
(O tal vez eran rosas).
Espalda contra espalda las blandimos
defendiéndonos de la algarabía vulgar,
de las certidumbres ajenas,
de las luces de los nuevos mercados.
Fuimos construyendo
nuestra patria familiar. Juntamos
piedras, ladrillos y argamasa,
e hicimos fuego
y fue de calor la casa
y soberanos los proyectos
con tres destinos encomendados.

Pero sobrevino un tiempo
en que juntos no cantábamos 
las mismas canciones,
y la áspera rutina empañaba las celebraciones
y los ritos no eran reemplazados.
La complacencia se confundió
con los deberes.


Al cabo de un período, el tiempo sabio
nos devolvió las miradas
y un poco de inocencia, 
nos regaló el fervor, 
las travesuras y las sonrisas.
Habíamos tenido nuestro propio invierno.
Se veían brotes nuevos
y salimos a las plazas, al teatro,
comentamos libros.
Volvieron los amigos.

Nuestra casa, pintada de blanco y de sol,
guarda los lirios y jacintos que se asoman.
Así espero las mañanas, las tardes y las noches.
Son los placeres de cada día
en una hiedra de abrazos.

Vicente Corrotea A.


8 comentarios:

  1. Hola, Vicente:

    Tu poema es como una autobiografía: La vida y sus devenires, el amor y el desamor, la familia y los amigos... todo suma y finalmente el resultado será un hogar pintado de blanco y sol.

    Abrazos.

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    1. Tú sabes, apreciado Rafael, que en nuestros blogs y en otras instancias empleamos las letras para crear, lo que nos fascina. En mi caso, más que sacar motivaciones de mi cerebro, lo hago desde mi vida y del corazón, tanto acá en mis poemas como en mis relatos de 13 Veces, mi otro blog. Gracias.

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  2. el hogar está donde el corazón se sienta arropado
    la familia y los amigos serán aquellos que nos den sentido a la vida

    hermoso poema Vicente
    ten una semana preciosa
    saludos

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    1. Sí, Elisa, aprendí que el hogar no es necesariamente el lugar donde vives sino donde te comprenden. Debiera ser siempre donde está tu familia. Un abrazo.

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  3. La hiedra de recuerdos es lo que después queda !!
    Vicente, escerrenada lo decimos siempre, también te habrá chocado "escobar" que es barrer ... bueno, me gusta escribir tal como hablamos y la pena es que se ha perdido casi todo. Besetes.

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    1. Cierto. La globalización se presentó como un gran concierto mundial donde las culturas iban a ser respetadas y hasta enriquecidas. La verdad es que desaparecen paulatinamente o son comercializadas como artículo de consumo.
      En esta tribuna podemos atesorar nuestro lenguaje, el particular y el universal.
      Abrazos.

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  4. A veces pienso que mi hogar está dentro de mí, idealizado quizás...
    Un gran abrazo.

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    1. Tienes razón pero no la razón cerebral que todo lo inundaba con su luz exclusiva, sino aquella del corazón, los riñones, manos, olfato. Todo el cuerpo. Y allí viven las emociones, los recuerdos, las alegrías y soledad como el recuerdo cálido del hogar cuando salimos o el suspiro confiado cuando regresamos.
      Me halaga tu visita, Antonio. Abrazos.

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