Quise platicar
con  nocturna charca por el camino a tu casa
y  huyeron las estrellas.
Quise sentir
el viento  matutino que viene de tus regiones
y se  detuvo silencioso.
  
Quise beber
el rocío sobre  mis jazmines aún dormidos
y eran tus  lágrimas.

 
