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lunes, 30 de noviembre de 2009

¿COMO DESPERTAR A MI NIÑO?

¿Cómo despertar a mi niño
escarcha fría en mi memoria,
inmóvil en amarillentas fotografías,
sueños y pantalones cortados a la rodilla,
almohada dormida en noches eternas sin caricias?


¿Cómo despertar a mi niño
si he sido albañil levantando cercas,
o esperando el crecimiento de la zarzamora
para que el niño el mundo no vea?
Es cierto, niño dormido, que hay intenciones
no reveladas, caminos interrumpidos,
premuras infinitas sin causas.


¿Cómo despertar a mi niño que llevo dentro
si duerme en su cama antigua?
He comenzado a hablarle quedamente
de paltos, perales, geranios y rosas,
de gallinas y pollos, 
del Bobby en el patio de la casa 
y no despierta.

 










¡Mi niño, abre tus ojos!
Quiero mirar las auroras junto contigo,
construir silencios y palabras.
Sólo unas palabras serán suficientes,
niño de mi alma, unas breves palabras,
ubre alimentaria de vida y consuelo.


Quiero contarte que ya no vivo 
con una pena en el alma y un silvo en el camimo,
que mis temores han enmohecidos
por abrazos y sueños.
Es cierto que aún tropiezo pero ahora me perdono,
que quedan soledades 
pero mi puerta está siempre abierta.


Despierta niño en el fondo de mi alma,
tenemos tiempo de ser amigos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

OJALA CERRARAS TUS OJOS

Ojalá cerraras tus ojos oscuros
para que no veas en los míos postreros recatos
ni añosas plegarias no escuchadas 
o mi búsqueda incansable de pasos y estaciones.

Con retazos crepusculares en mi piel aún candente
despierto tu suave luz de luna
y la brizna en vendaval se convierte
y ardemos como artorchas iluminando 
de certezas nuestras vidas.
 
De alabastro y viento, de fortalezas y oscuridades,
de infiernos turbulentos y cielos desmedidos 
es nuestro amor,                                                                        
danza interminable consumiendo siglos, 
inmobilizando la jornada en el planeta.
Y soy vino, encuentro, río y quebrada,
madrugador de sueños y distancias
e intérprete de tus gestos sensuales que desgranan al olvido
mis últimas severidades.